La palabra secta viene del latín secare, que significa sectario,
cortar. También, este término tiene su origen en la palabra de secedere, que quiere decir separarse. En ambos casos siempre
presente la idea de separación.
El término secta designa: un grupo de oposición a la doctrina y a
las estructuras de la Iglesia, e implica también, la mayoría de las veces, la
idea de disidencia. En un sentido más amplio, se aplica a todo movimiento religioso
minoritario.
Por su parte, el Secretariado para la Unión de los Cristianos del
Estado Vaticano en un estudio —realizado en 1984— expresa que por razones
prácticas se define a las sectas como “algunos grupos religiosos con una
concepción del mundo suya específica, derivadas de, pero no completamente de
acuerdo con las enseñanzas de las grandes religiones mundiales’.
-Autonomía: La secta es un refugio. Rechazan la
sociedad, sus valores e instituciones. Todo es substituido por la propia
comunidad. Aquí se conservan puros, perfectos, salvados. Tratan de conseguir su
autonomía pero no respetan la del otro. En esto está presente la inestabilidad,
la incertidumbre, la soledad. Ellos se creen poseedores absolutos de la verdad.
– Salvación: Solo los miembros de la secta son
elegidos, aceptados por Dios. El adepto es la luz. Y como se está en os últimos
tiempos hay que prepararse para la salvación.
– Fraternidad y culto emocional: Se resaltan las
vivencias personales y la experiencia religiosa, se trata de fomentar un clima
de fraternidad entre los miembros. En el culto se favorece todo lo que llega al
sentimiento, como cantos apropiados y testimonios. Se crea una dependencia
psicológica del líder y del grupo.
– Exclusivismo: La formación no es importante sino, el
carisma, la vivencia, la entrega al ideal del grupo. En ocasiones, el carácter
exclusivista del medio en que vive el individuo hace que abandone el estudio,
amigos, incluso familia, dedicando todo su tiempo a la secta.
Bibliográfica: https://historiaybiografias.com/sectas_1/
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