Mil mexicanos abandonan a diario el
catolicismo.
El
experto en temas religiosos Roberto Blancarte dijo que México ha dejado de ser
un país predominantemente católico y se ha convertido en una nación con
pluralidad religiosa.
Más de un
millar de mexicanos han abandonado diariamente la Iglesia católica
en la última década, lo que se refleja en la pérdida de unos cuatro millones de
católicos entre 2000 y 2010, dijo el sociólogo e historiador Roberto Blancarte.
Blancarte,
uno de los más destacados especialistas en temas religiosos del país, explicó
que una de las principales conclusiones del censo 2010 es que México ha dejado
de ser un país predominantemente católico y se ha convertido en una nación con
pluralidad religiosa.
Según los
datos del censo efectuado el año pasado, del total de 112 millones de
mexicanos, 92.9 millones son católicos, 14.1 millones integran el universo de
iglesias cristianas protestantes y en menor medida del islam, del judaísmo y de
doctrinas orientales.
Una de las
principales novedades es que 5.2 millones declararon no profesar ninguna
religión, es decir que en la pregunta sobre creencias religiosas contestaron
"sin religión".
"Sería
un error pensar que los cinco millones son ateos, porque lo único que significa
es que no profesan ningún credo, pero pueden creer en diversas formas de
divinidad", señaló Blancarte.
El
especialista del Colegio de México y de la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM) indicó que la reducción ha sido constante en las últimas seis
décadas.
En 1950,
98.21% de los mexicanos se declaraba católico; en 1960 ese porcentaje bajó a
96.47%, en 1970, a 96.17%; en 1980 al 92.62%; en 1990 el porcentaje disminuyó a
89.69 %; en 2000 había apenas 88 % de católicos en el país; y ahora este
porcentaje es del 83.9 %.
Esto significa
que en la última década se ha registrado un descenso de más de cuatro puntos
porcentuales, equivalentes a casi cinco millones de personas, lo que supone
media diaria de mil 300 personas que abandonan la Iglesia católica.
En
contrapartida, el número de protestantes y evangélicos pasaron de 1.28% en 1950
a casi 8% en 2010 del total de la población, esto sin incluir a los testigos de
Jehová y mormones.
Blancarte
indicó que este cambio no es exclusivo de México, sino de toda la región, como
en Brasil, donde según las encuestas el porcentaje de católicos es menor a 70%
de la población.
En
Centroamérica, según datos proporcionados por el experto, los católicos
representan entre 55% y 73%; en Chile o Venezuela alcanza 70% del total de la
población; mientras que en Cuba o Uruguay ese porcentaje gira alrededor del
50%.
Así, de
acuerdo con previsiones de Blancarte, en los próximos años el número de
católicos en México estará por debajo de 80%.
Blancarte
indicó que es difícil conocer las causas del éxodo masivo del catolicismo, pues
sin encuestas serias para saber los motivos "sólo caeríamos en
especulaciones", y agregó que no todos se salen por las mismas causas,
alguna de ellas pudiera ser que "ya están hartas de la religión en
general, o debido a los escándalos de los religiosos, cada quien tiene su
motivo".
Recordó que
la misma iglesia ha manifestado su preocupación por esta pérdida.
Felipe
Arizmendi, obispo del municipio mexicano de San Cristóbal de las Casas, en el
estado sureño de Chiapas, recordó hace unos días un documento de la Iglesia que
advertía que entre las causas de esas pérdidas están un "ecumenismo"
llevado a la práctica en forma equivocada, la adopción de posiciones
fundamentalistas y las deficiencias de los sacerdotes para trasmitir su
mensaje.
En otras
palabras, dijo Blancarte, "mientras la Iglesia continúe con sus liturgias
aburridas, mientras sus representantes no respondan a las necesidades de la
gente, y mantengan sus críticas hacia el uso de anticonceptivos o del condón, o
que la educación sexual es mala, la gente se va a alejar más y más".
Añadió que
la jerarquía católica se da cuenta de todos los problemas que tienen pero
"no hacen nada para cambiarlo, están anquilosados y burocratizados".
Señaló que la crisis de
la Iglesia es evidente y lo interesante es que ni los viajes de Juan Pablo II a
América Latina pudieron frenar la tendencia a la baja de creyentes, "por
lo que el catolicismo está destinado a ser abandonado".
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