Es la institución la que
dice: iglesia católica igual a institución vaticana, diocesana o parroquial, y
desde esa perspectiva creo que es imposible ser feminista dentro de la
institución jerárquica. No hay espacio para ello porque nos ponen a limpiar lo
que ellos ensucian. Una mujer pude ser feminista y católica en los márgenes,
entendidos éstos principalmente como ignorancia por parte de la jerarquía de lo
que somos y lo que hacemos. A los teólogos (hombres) la jerarquía continuamente
los vigila y los persigue. A las mujeres nos ignoran.
Práctica del feminismo desde la perspectiva
católica:
La institución católica
tiene un lugar asignado a la mujer en función de su género. Por lo tanto, una
persona con una mínima conciencia feminista no puede estar dentro de ese
marco. Una mujer pude ser feminista y
católica en los márgenes, entendidos éstos principalmente como ignorancia por
parte de la jerarquía de lo que somos y lo que hacemos. La ventaja de las teólogas feministas es que
hemos estudiado la teología clásica y la conocemos, mientras que quienes se
oponen a las feministas no conocen nuestra teología. La tradición católica es
mucho más antigua y más rica que la que procede del siglo XIX, va mucho más
allá de los dogmas de la infalibilidad del Papa o la Inmaculada Concepción.
La mujer en la Iglesia
Católica
La participación más activa
de las mujeres en la vida eclesial no es un eufemismo, ni una concesión
caritativa para con ellas: es una necesidad vital. Por lo pronto, hay sectores
sociales que sólo podrán ser re cristianizados (recuperados para Cristo) con la
intervención de la mujer. Incluso, el mismo quehacer teológico necesita la
aportación del punto de vista femenino: cada vez son más las mujeres que, con
la debida preparación, están trabajando muy eficazmente en la reflexión
teológica.
Así, "Jesucristo no
llamó ninguna mujer a formar parte de los Doce. Al actuar así, no lo hizo para
acomodarse a las costumbres de su tiempo, ya que su actitud respecto a las
mujeres contrasta singularmente con la de su ambiente y marca una ruptura
voluntaria y valiente (...)". Jesús no duda en alejarse de la ley de
Moisés para afirmar la igualdad en los derechos y en los deberes, por parte del
hombre y de la mujer, en lo que se refiere a los vínculos del matrimonio.
Por otra parte, dando por
aceptado el hecho de que Dios ha querido expresamente entre varón y hembra una
constitución diversa pero complementaria, tanto en lo físico como en lo
psíquico, la mujer no debe sentirse desconsiderada al no poder gozar de la
llamada a las órdenes sagradas, como tampoco el varón debe sentirse desplazado
por el hecho de serle negada la grandeza de la maternidad. Ambos impedimentos
tienen su raíz precisamente en la diversidad de constitución física, que nos
orienta hacia una diversidad funcional en igualdad de dignidad: desde luego, en
el caso de la maternidad, nadie tiene dudas al respecto y, en lo que a las
órdenes sagradas concierne, la voluntad de Cristo ha sido clara, aunque no
arbitraria, pues existe un motivo de conveniencia litúrgico-sacramental muy
importante, asunto al que le dedicamos el próximo capítulo de esta serie de
artículos.
Bibliografía
Hostench, A. C. (s.f.). Recuperado el 9 de Octubre de 2015,
de http://www.mercaba.org/ARTICULOS/M/mujer_en_la_iglesia_catolica.htm
Justícia, C. i. (3 de
Abril de 2013). Blog de CJ. Recuperado el 9 de Octubre de 2015, de
http://blog.cristianismeijusticia.net/?p=8983
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