viernes, 9 de octubre de 2015

Teología feminista y la religión católica


Es la institución la que dice: iglesia católica igual a institución vaticana, diocesana o parroquial, y desde esa perspectiva creo que es imposible ser feminista dentro de la institución jerárquica. No hay espacio para ello porque nos ponen a limpiar lo que ellos ensucian. Una mujer pude ser feminista y católica en los márgenes, entendidos éstos principalmente como ignorancia por parte de la jerarquía de lo que somos y lo que hacemos. A los teólogos (hombres) la jerarquía continuamente los vigila y los persigue. A las mujeres nos ignoran.

Práctica del feminismo desde la perspectiva católica:
La institución católica tiene un lugar asignado a la mujer en función de su género. Por lo tanto, una persona con una mínima conciencia feminista no puede estar dentro de ese marco.  Una mujer pude ser feminista y católica en los márgenes, entendidos éstos principalmente como ignorancia por parte de la jerarquía de lo que somos y lo que hacemos.  La ventaja de las teólogas feministas es que hemos estudiado la teología clásica y la conocemos, mientras que quienes se oponen a las feministas no conocen nuestra teología. La tradición católica es mucho más antigua y más rica que la que procede del siglo XIX, va mucho más allá de los dogmas de la infalibilidad del Papa o la Inmaculada Concepción.

La mujer en la Iglesia Católica
La participación más activa de las mujeres en la vida eclesial no es un eufemismo, ni una concesión caritativa para con ellas: es una necesidad vital. Por lo pronto, hay sectores sociales que sólo podrán ser re cristianizados (recuperados para Cristo) con la intervención de la mujer. Incluso, el mismo quehacer teológico necesita la aportación del punto de vista femenino: cada vez son más las mujeres que, con la debida preparación, están trabajando muy eficazmente en la reflexión teológica.
Así, "Jesucristo no llamó ninguna mujer a formar parte de los Doce. Al actuar así, no lo hizo para acomodarse a las costumbres de su tiempo, ya que su actitud respecto a las mujeres contrasta singularmente con la de su ambiente y marca una ruptura voluntaria y valiente (...)". Jesús no duda en alejarse de la ley de Moisés para afirmar la igualdad en los derechos y en los deberes, por parte del hombre y de la mujer, en lo que se refiere a los vínculos del matrimonio.
Por otra parte, dando por aceptado el hecho de que Dios ha querido expresamente entre varón y hembra una constitución diversa pero complementaria, tanto en lo físico como en lo psíquico, la mujer no debe sentirse desconsiderada al no poder gozar de la llamada a las órdenes sagradas, como tampoco el varón debe sentirse desplazado por el hecho de serle negada la grandeza de la maternidad. Ambos impedimentos tienen su raíz precisamente en la diversidad de constitución física, que nos orienta hacia una diversidad funcional en igualdad de dignidad: desde luego, en el caso de la maternidad, nadie tiene dudas al respecto y, en lo que a las órdenes sagradas concierne, la voluntad de Cristo ha sido clara, aunque no arbitraria, pues existe un motivo de conveniencia litúrgico-sacramental muy importante, asunto al que le dedicamos el próximo capítulo de esta serie de artículos.

Bibliografía

Hostench, A. C. (s.f.). Recuperado el 9 de Octubre de 2015, de http://www.mercaba.org/ARTICULOS/M/mujer_en_la_iglesia_catolica.htm
Justícia, C. i. (3 de Abril de 2013). Blog de CJ. Recuperado el 9 de Octubre de 2015, de http://blog.cristianismeijusticia.net/?p=8983



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