domingo, 29 de noviembre de 2015

Religion y clima

Religión para combatir el cambio climático


Católicos y cristianos pueden aportar mucho en la lucha contra el cambio climático. Con la cumbre del Clima de París a punto de celebrarse, un biólogo, un teólogo y un filósofo trataron en profundidad la encíclica «Laudato Si» del Papa Francisco. Como dijo el profesor Tomás Trigo en la presentación, «la Biología, la Filosofía y la Teología son tres perspectivas desde las que aportar luz al problema ecológico». La primera ley de la ecología: «todo está relacionado con todo». Jordi Puig, experto en biología y ciencias ambientales, y doctor en ingeniería de montes, explicó que la encíclica «está en sintonía con el mundo cultural del ambientalismo e invita a una revolución de la conducta: es preciso cambiar, también en lo ambiental. Necesitamos una conversión ecológica», afirmó.
El ser humano depende de la tierra y a través de ella se relaciona con los demás. «El error de vernos desconectados se alimenta de la pérdida de valor del ecosistema. La separación nos lleva a sentirnos abstractos y a alejarnos de encontrar la vida en la naturaleza. Vivimos inundados de cemento» continuó Puig, quien apeló también a la «moderación y revisión de las conductas de ocio y consumo». «Laudato Si» se centra en la reconexión al respeto de la naturaleza ambiental con la natural. Para ello el biólogo afirmó que «es posible parar la idolatría consumista. El mayor valor de lo natural solo se percibe al contemplarlo». El cambio drástico que necesita nuestra cultura solo puede venir a través de la educación.
Por su parte Gregorio Guitián, profesor de la Facultad de Teología, cuyo ámbito de investigación es la moral social, empezó su exposición con las declaraciones del presidente Obama cuando se publicó la «Laudato Si»: «Francisco ha hablado a la conciencia de todos nosotros y todos debemos examinarnos si hay modos de hacerlo mejor». Explicó que «la creación es un designio de Dios que quiere llamar a la existencia a una multitud de criaturas». Pero hay que entender al hombre como un administrador responsable; para ello, apeló también a la necesidad de cambiar el estilo de vida «con sacrificio, moderación y templanza. Tenemos el deber grave de dejar la tierra de modo que quienes vengan detrás de nosotros puedan seguir cultivándola».
Para eso es preciso descubrir el bien moral que está detrás de la atención a la creación. El cuidado del medio ambiente es una medida más de la identidad cristiana y señaló algunos ejemplos que cita el Papa Francisco en la encíclica: el uso moderado del agua, decisiones cotidianas de usar menos calefacción, apagar luces innecesarias, compartir coche, usar transporte público o evitar la explotación de recursos no renovables. El profesor Guitián terminó su exposición hablando del carácter moral de las cuestiones de compra, así como de la importancia de analizar el estilo de vida que provoca la publicidad de algunas empresas. «No se puede ser buen cristiano y desentenderse de la naturaleza», concluyó.

La Jornada Académica contó también con la intervención de Mariano Crespo, filósofo e investigador del Instituto Cultura y Sociedad (ICS) de la Universidad de Navarra, quien habló de la responsabilidad compartida ante el bien común. «El ser persona se descubre en comunión y el sentido de comunidad no es algo meramente fáctico. Nos percibimos como miembros de una comunidad. Las personas morales participamos de un cosmos donde somos solidarias unas de otras».


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