domingo, 3 de julio de 2016

¿La religión en la escuela pública?

El saber religioso y su legitimación en la esfera de la educación pública está constantemente cuestionada, y ello por múltiples razones de orden histórico, de orden filosófico, de orden sociológico e, incluso, de orden económico. Frente a la cuestión del saber religioso existen muchos prejuicios que obstaculizan la comprensión del problema y convierten el debate en un enfrentamiento maniqueo entre facciones políticas o ideológicas radicalmente opuestas. Sin embargo, en el plano del pensamiento, esta cuestión no es tan simple, pues existen motivos y razones de orden intelectual y de peso antropológico, cultural, histórico y sociológico para legitimar la educación y la transmisión del saber religioso en la esfera de la educación pública.
La comunidad educativa no debe ser exclusivamente un espejo de lo social y de lo cultural, sino que debe ser un espacio de transformación de lo humano y de lo social. Existe educación cuando se intenta transformar positivamente a la persona y, por medio de ella, a la sociedad. Esta formación se lleva a cabo desde el respeto a la intimidad y a la libertad personal.
¿Qué papel puede jugar en una sociedad pluralista y secular el saber religioso? ¿Qué lugar puede ocupar en el seno de la comunidad educativa?
Para responder a estas cuestiones, es necesario considerar algunos rasgos de nuestra sociedad que influyen en este debate.
  1. El pluralismo social, político, económico, lingüístico, étnico y religioso constituye un dato elemental de la sociedad actual. Es una pluralidad profunda de valores, de costumbres y de sentidos. El pluralismo constituye una gran riqueza si se vive desde el respeto mutuo y el reconocimiento recíproco. En este marco, el saber religioso puede jugar un papel decisivo.
  2. La dialéctica entre secularización y postsecularización. Por un lado, la secularización de la sociedad es un rasgo de nuestro tiempo y existen muchos elementos que confirman esta tendencia (envejecimiento de comunidad creyente, analfabetismo simbólico, declive de la práctica religiosa …). Pero simultáneamente estamos asistiendo a la emergencia social de movimientos y formas de vida que han sido calificadas de neo o pseudoespirituales (la búsqueda de lo divino a través de itinerarios diferentes, los movimientos new age, la recuperación de fuentes místicas orientales, etc. despiertan gran interés). En este debate entre la secularización y postsecularización, la problemática del saber religioso adquiere una dimensión nueva.
  3. La transformación paradigmática de los valores tradicionales. Por una parte, asistimos a una erosión de los valores tradicionales y de los valores vinculados a la religión institucional. Por otro lado, emergen nuevos valores de la interioridad, de la serenidad, de la meditación, de responsabilidad y compasión. La función que puede desarrollar el saber religioso en el conjunto de la sociedad secular, laica y plural es configurar un Horizonte de Máximos, es decir, un marco de ideales y de referencias humanos, una comprensión en clave máxima de la historia, de la sociedad y del hombre.
¿Saber religioso o iniciación a la experiencia religiosa?
  • La confusión entre ambos procesos es grave y dificulta extraordinariamente el debate  en torno al sentido y la razón de ser del saber religioso en la esfera educativa.
  • La iniciación es un proceso propio de las religiones y generalmente se relaciona con una serie de pasos y de ritos cuyo fin es introducir, iniciar, a un ser humano en el seno de una vida religiosa. La iniciación es, en este sentido, la introducción en la vida de la fe, y ello transforma radicalmente a la persona, no sólo en el plano noético, sino en el plano ético, espiritual y social. La tarea de la iniciación es obra, por lo general, de la comunidad religiosa a través de los padres.
  • La transmisión del saber religioso, por otro lado, nada tiene que ver con la iniciación. Consiste en la transmisión de los rasgos que caracterizan dicho saber, sus peculiaridades y sus múltiples manifestaciones. Se trata de una cuestión, fundamentalmente cognoscitiva, que puede aprenderse como cualquier otra disciplina. De lo que se trata en la transmisión del saber religioso es de que el educando conozca lo que es el lenguaje religioso, su estructura interna, su mundo interior, sus manifestaciones a lo largo de la historia y, de este modo, pueda comprender a fondo un gran número de experiencias humanas, propias o ajenas.
  • Desde nuestro punto de vista, la esfera escolar debe asumir en su seno el saber religioso como si de otro saber se tratara y transmitirlo adecuadamente a los educandos.
¿Qué factores colonizan el mundo de la educación?
  • El mundo de la educación sufre una constante colonización de dos agentes externos: el factor económico y el factor tecnológico. Los valores como la rapidez, la eficacia o la celeridad son valores en alza, que difícilmente pueden hacerse compatibles con otros valores como la meditación, la serenidad, el silencio o la oración.
  • En este marco, los saberes humanistas arraigados en la tradición occidental sufren una grave pérdida de identidad, pues deben hacerse un lugar en un universo lingüístico muy lejano. El factor económico, la obsesión por la rentabilidad y el uso cotidiano de los lenguajes informáticos convierten las materias tradicionales en residuos de la historia. La retórica, la oratoria, la filosofía, la mitología, las lenguas clásicas, el saber religioso y otras disciplinas afines sufren una grave erosión e implícitamente un desdén en relación con otras.
  • Esta colonización tiene graves efectos en el proceso formativo del educando, pues la ausencia de dicha formación interior le incapacita para desarrollar lenguajes y preguntas propiamente humanas. En este marco ambiental, es fundamental reivindicar la cultura del alma y su eminente valor formativo y configurador.
https://religionmc.wordpress.com/reflexiones/la-religion-en-la-escuela-publica/

1 comentario:

  1. LA RELIGIÓN COMO INSTITUCIÓN


    En base a lo aprendido en clase, y para situarme en una postura, a lo largo de mi vida había estado dentro de una postura sin haberla elegido, fue impuesta en este caso por costumbre. Formaba parte de una familia teísta católica, para mí era muy complicado estar dentro de esta postura, pues yo veía que mi familia recurría a su Dios solo en casos de emergencia o para estar bien con el mismo (Jesucristo). Al inicio de mi carrera en la universidad comencé a tener más criterio sobre las cosas que me rodeaban, fue entonces cuando le puse una incógnita a la religión, ¿porque tenía que estar dentro de ella? Y ¿por qué especialmente en esa? Resolver estas preguntas me resultó sencillo, pues eran costumbres de mi familia. Posteriormente me comencé a preguntar qué era lo que sucedía con la religión, cómo era que funcionaba, me di cuenta que funcionaba como una institución, y no era la mejor en el mundo, pero al mismo tiempo, mantenía cierto orden en sociedades y formaba una deidad la cual se identifican los miembros de ella. Diferencié lo que era la religión como institución y como filosofía de vida. Como institución me di cuenta que no funcionaba, pues en algunas situaciones específicas se dedica a lucrar con la gente, y limita la libertad de cierta forma de pensar, con tal de seguir predominando entre sus fieles. Como filosofía de vida creo que no me funciono, pues creo que su Dios no es el creador de todas las cosas existentes en el universo, es tan limitante que todo lo bueno o malo lo dejan a responsabilidad de su Dios; si soy bueno es gracias a él porque así lo quiso, y si fuese algo malo es una enseñanza que te está mandando para que seas mejor persona. En definitivo todo lo que sucede es gracias a Dios y el amor y poder no se cuestiona ante nada. El modo de trascendencia, cuando morimos vamos al sitio en donde se encuentra Dios y ese momento será “eterno”. Pero todo va encaminado a como fuiste en tu vida terrenal, bueno o malo, en base a esto definirás tu estado a menos que estés totalmente arrepentido de tus malos actos, los cuales están establecidos por la misma religión.

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