martes, 26 de marzo de 2019

La religión en la posmodernidad

De acuerdo con Jean François Lyotard (1979) la posmodernidad se concibe como la incredulidad ante los metarrelatos de la humanidad. Por metarrelatos entiende "aquellas filosofías que pretenden abarcar la totalidad de la historia".  El posmodernismo pasa a ser un pluralismo de lenguajes, de formas de expresión y de creencias existenciales.

Este movimiento surge en los años 70 y se caracteriza por la pérdida de vigencia del proyecto ilustrado y por ir más allá de la economía de consumo; es decir, surge la importancia del ocio y del espectáculo. Asimismo, se observa una pérdida/saturación de referencias simbólicas e identitarias. 

Ahora bien, en la posmodernidad se dejan atrás valores absolutos, doctrinas y grandes verdades. En cuanto a la religión, predomina el culto a la experiencia personal y a la fe individual. El individuo posmoderno tiene una necesidad de espiritualidad, íntima, privada, que le lleva a rehuir de las religiones institucionalizadas y a interesarse por otras alternativas; de ahí que, la caída de las grandes religiones tradicionales vaya pareja al surgimiento de nuevas opciones religiosas: aparición de Nuevos Movimientos Religiosos. 

El hombre posmoderno se inclina a favor del pluralismo, de la diversidad, de la satisfacción inmediata, y convierte a su cuerpo (y no su intelecto) como herramienta para lograr esas metas.

La sociedad posmoderna es la sociedad de la duda, donde lo central es el cuestionamiento mismo de la existencia/no existencia de la divinidad, colocando al individuo en un incómodo estado de intranquilidad que obliga a una postura de permanente vigilancia. Para salir de este sentimiento de incertidumbre unirse a un movimiento religioso es una de las estrategias a seguir.


¿La posmodernidad ha ido configurando un discurso de desenganche institucional a nivel religioso?

Vera Cárdenas Leroy 

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