La familia, así como las instituciones edu-
cativas y religiosas controlan la conducta sexual a través de la vigilancia, el castigo y la estigmatización. En el proceso de socialización, estos controles son internalizados como normas y se convierten en criterios de autorregulación
(Ellingson, Van Haitsma, Laumnn & Tebbe,
2004). Las tasas crecientes de conducta sexual prematrimonial y liberalización de las actitudes a lo largo del siglo XX sugieren que estos controles de la religión y la familia han perdido fuerza. No obstante, las variables religiosas siguen constituyendo predictores importantes de conductas y actitudes sexuales (Davidson, Moore, Earle & Davis, 2008; Davidson, Moore
& Ullstrup, 2004; Meier, 2003).
En lo personal creo que la religión sigue privando la manera en cómo se debe utilizar al propio cuerpo, me refiero a que se sigue pensando que el único fin es el de la reproducción y no el disfrute mismo. Sumandole que en las propias inglesias los sacerdotes que estan al frente embarran su propio criterio sobre el tema, por lo tanto, como son personas a las que muchas personas los siguen cómo ejemplo, se aleja más de la propia realidad.
En lo personal creo que la religión sigue privando la manera en cómo se debe utilizar al propio cuerpo, me refiero a que se sigue pensando que el único fin es el de la reproducción y no el disfrute mismo. Sumandole que en las propias inglesias los sacerdotes que estan al frente embarran su propio criterio sobre el tema, por lo tanto, como son personas a las que muchas personas los siguen cómo ejemplo, se aleja más de la propia realidad.
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