miércoles, 1 de mayo de 2019

Religiosidad y espiritualidad en pacientes terminales.

Segunda participación
Zitlalli González



La relación entre religiosidad y calidad de vida se utilizan como sinónimos la espiritualidad y la religiosidad cuando en realidad no lo son. Estudios empíricos y teóricos han establecido que ambos son conceptos multidimensionales, construidos por una infinidad de pensamientos, sensaciones, acciones, experiencias, relaciones y respuestas fisiológicas que cumplen muchos objetivos y producen un gran numero de consecuencias. Tanto la espiritualidad como la religiosidad fomentan que el sufrimiento y el malestar se depositen en una nueva estructura de significados benignos.  

Es a principios del S.XX cuando surge la psicología de la religión con aportaciones de diversas corrientes como el conductismo, el psicoanálisis, el humanismo o la psicología transpersonal. La psicología de la religión comprende las manifestaciones psicológicas que están vinculadas a la práctica religiosa, y se centra en el estudio de las creencias, actividades y experiencias religiosas desde un enfoque psicológico. La religión es un aspecto fundamental en la vida de las personas y en el funcionamiento de la sociedad. Estas estrategias están centradas en mantener un contacto directo con Dios y poder pedir perdón por los pecados cometidos o pedir fuerzas para poder afrontar una enfermedad.

La pregunta que se plantea entonces es ¿qué función cumple la religión en la calidad de vida de las personas con una enfermedad incurable? Se ha observado que la religiosidad tiene la capacidad de amortiguar los efectos nocivos de la ansiedad. Algunos estudios muestran que la creencia en la vida después de la muerte puede ser un fuerte indicador de baja ansiedad y de asociaciones positivas hacia esta (Pargament, 2013). Son muchos los estudios que han puesto de manifiesto la importancia de la religión como variable moduladora ante eventos traumáticos como lo es una muerte inminente (Quiceno y Vinaccia, 2009). Aunque las estrategias de afrontamiento seculares pueden ser de mucha utilidad, las prácticas y creencias religiosas pueden facilitar el proceso de afrontamiento. Algunos estudios apuntan a que la religión puede servir para encontrarle significado a los eventos negativos de la vida. Estos pueden verse como oportunidades con beneficios secundarios o como una oportunidad de reorganizar las prioridades, generar insight o como una lección de vida.

Es importante, además, valorar en este sector el efecto diferencial que la religiosidad y/o espiritualidad puede ejercer sobre ciertos aspectos clínicos tales 20 como depresión, desesperanza, ansiedad ante la muerte y sobre la salud física en general. Puede resultar interesante investigar cómo el afrontamiento religioso influye en otras poblaciones que han sufrido otros eventos traumáticos como la pérdida de un hijo, un accidente con graves secuelas o ser víctima de maltrato.

González B,. M, P. (2015). Religiosidad y calidad de vida en pacientes terminales. Facultad de ciencias humanas y sociales. pp. 2-24.




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