Ciencia
vs religión
Me preguntan ¿por qué estudias
Filosofía? o ¿por qué tienes una página web de Ciencia? ¡Y cómo no! pienso
¿Acaso tú no sientes la urgencia de saber? ¿Has perdido con los años y las
responsabilidades esa capacidad de asombro con la que fuiste descubriendo el
mundo de niño? ¿Acaso las respuestas te dejaron satisfecho? ¿O simplemente
dejaste de buscar?
No hablo de las respuestas fáciles que atribuyen todo a un dios, aunque respeto el derecho de quien encuentra más reconfortante ese camino, pues se ahorra controversias, cuestionamientos o entendimientos complejos. Somos muchos los que preferimos la –a veces dura– realidad concreta a la ficción piadosa.
No hablo de las respuestas fáciles que atribuyen todo a un dios, aunque respeto el derecho de quien encuentra más reconfortante ese camino, pues se ahorra controversias, cuestionamientos o entendimientos complejos. Somos muchos los que preferimos la –a veces dura– realidad concreta a la ficción piadosa.
El mundo es un lugar inmensamente complejo, lleno de variables que podemos registrar y otras que aún se nos escapan. Y la Ciencia es un modo de intentar explicarnos ese mundo desde la razón que nos hizo y hace distintos.
La Ciencia no tiene todas las respuestas y eso no la hace menos fiable, al contrario, permite que sigamos preguntando, cuestionando, explorando y traduciendo el mundo en teorías que predicen y explican. Abismal diferencia con las religiones que censuran el cuestionamiento y solo ofrecen paliativos a la natural angustia existencial humana.
Las religiones son el placebo del hombre que se conforma con el cuento de final feliz porque es lo que quiere oír, lo que calma. En algunos funciona como dique moral, referente espiritual o disciplina de vida. Lo que no está bien es que sus creencias, desprovistas de toda evidencia factual, se intenten hacer pasar por conocimiento.
Las creencias religiosas jamás reemplazarán a la Ciencia. Son mundos inconmensurables por sus métodos, fines y sistemas. Y así deben aprender que deben permanecer quienes aún extrañan el antiguo poder opresor de, por ejemplo, la iglesia Católica, y pretenden que sus creencias de fe se tomen por conocimiento o que los Estados las impongan a quienes no creemos en sus respetables ficciones de autoayuda.
¿Qué es lo que más me apasiona, estimula, y a la vez perturba de manera excitante de la Ciencia y la Filosofía? Que son espacios para deconstruir lo que por desidia o simple pasividad en el proceso de transferencia cultural –en casa o en la escuela– hemos tomado por cierto y como ancla de nuestras creencias. Espacios que impulsan la libertad de despojarse de todo lo dado para cuestionarlo y volverlo a pensar por uno mismo. En base a la investigación, al conocimiento y a la propia experiencia, generar tus propias opiniones que nutrirán tus propias creencias acerca de las cosas más importantes, trascendentes, espectaculares y asombrosas del Universo, de la vida, del Hombre y para ti.
La curiosidad por saber, conocer, explorar es inherente al hombre y la razón por la que pudimos evolucionar de un primate cualquiera a uno con habilidades cognitivas que nos permitieron remontar nuestras deVbilidades fisiológicas adaptarnos y perfeccionar nuestras mejores armas para sobrevivir. Solo explorando pueden conocerse las cosas. Solo sabiendo pueden cuestionarse y construirse mejores. Solo creando, construyendo y cuestionando mejoramos nuestra existencia y aumentamos nuestras posibilidades.
Pero hace falta querer hacerlo, atreverse a hacerlo y hacerlo. Esa perspectiva está detrás de cada ser humano que nuestra historia considera valioso por su aporte a la especie.
La Ciencia y la Filosofía son una expresión de la libertad y de los intentos de expansión de nuestro conocimiento y entendimiento de la existencia, siempre llevando nuestras capacidades al límite –y superándolo– en un ejercicio que ha probado ser exitoso para nuestra especie.
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