jueves, 13 de julio de 2017

La presion vecinal obliga a suspender la clausura de una mezquita en Getafe

"Nuestra mezquita no se cierra", gritaba este miércoles por la mañana un centenar de personas en la puerta de la asociación Al Falah de Getafe. El grupo, en el que había mujeres y niños, ha conseguido detener la clausura del local hasta el martes 18 de julio, cuando la policía retomará el precintado, que estaba previsto para este miércoles a las 11.00. El Ayuntamiento explica que el espacio no cumple con los requisitos de un centro religioso y que para que se pueda rezar en él es preciso adaptarlo.

Al Falah es una asociación sociocultural que aglutina a la comunidad islámica de Getafe en el barrio de Las Margaritas, donde está situado el local sobre el que pesa la orden de cierre. Con las protestas de este miércoles, sus miembros han conseguido ganar unos días para negociar con el Consistorio (gobernado por PSOE e IU-CM), al que le solicita un local alternativo donde realizar sus oraciones.

"No hemos dejado pasar a la policía porque iba a cometer una injusticia: echar por tierra 21 años de trabajo. Les dijimos que no nos íbamos de allí sin el compromiso escrito de posponer la clausura”, narra Mohamed Salah, vicepresidente de Al Falah. La organización debe encontrar una solución antes del martes 18 de julio a las 9.00. A esa hora, los agentes volverán al centro dispuestos a precintarlo definitivamente. Al Falah espera una llamada del Ayuntamiento para desbloquear la situación, aunque esta aún no se ha producido.

"La comunidad musulmana está plenamente integrada en el barrio", certifica Vicente Martín, presidente de la asociación de vecinos. Al Falah compró en 1996 y con sus recursos el local en cuestión, un bajo de un bloque de pisos en la calle del doctor Barraquer. En estos 21 años solo ha tenido un problema: fue en 2014, cuando la queja de algún vecino estuvo a punto de costarle ya la clausura del local. Lo impidió, como ahora, la presión popular. En esta ocasión, la clausura se ha demorado ante la imposibilidad de desalojar al centenar de personas que protestaban, entre ellos muchos niños y mujeres.

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