lunes, 29 de abril de 2019

Religión, violencia y valores



Los mexicanos, como muchos otros pueblos, estamos inmersos desde hace algunos años en discusiones acerca de lo que vemos como una descomposición en nuestro tejido social (es decir, lo que nos une y mantiene cohesionados, además de funcionales socialmente). No todos estamos de acuerdo en el problema, ni mucho menos en las soluciones. Por ejemplo, para muchos la libertad de los jóvenes de hoy es mala, para otros es buena, que las mujeres puedan decidir sobre su propio cuerpo (es decir, interrumpir un embarazo, si así lo desean o si alguien las violó) para algunos es bueno y para otros es malo, que personas del mismo sexo se puedan amar y puedan contraer matrimonio para algunos es malo y para otros es bueno. Más allá de estas diferencias, sin embargo, casi todos estamos de acuerdo que la violencia y la inseguridad en nuestro país ha llegado a niveles escandalosos e insoportables. La respuesta para muchos es que la sociedad ha perdido la brújula, que ya no hay “valores” o que estos no son suficientemente inculcados y que por lo tanto necesitamos difundirlos y enseñarlos nuevamente. Y se llega entonces a una conclusión espuria: que la respuesta a la violencia y la inseguridad es la introducción de dogmas y doctrinas religiosas. Si la gente fuera más religiosa —se dice— habría menos violencia. Lo cual es completamente falso. En realidad, las religiones, hasta ahora, no han podido evitar el crimen. Las cárceles están llenas de creyentes, de todas las religiones: hay católicos, protestantes, evangélicos, judíos, musulmanes, seguidores de la santa muerte, de todo tipo de sincretismos, etcétera. Y nuestro país, como como todo el subcontinente latinoamericano, es uno de los más violentos del planeta, a pesar de que casi el cien por ciento de sus habitantes de dice cristiano (en cualquiera de sus denominaciones). La inseguridad, junto con la desigualdad y otros males sociales, son claramente rampantes.
 (BLANCARTE, 2019)

Considero que el autor tiene mucha razón, ya que, como menciona nuestro país es uno de los más violentos, así como uno de los más creyentes. En una ocasión se metieron a robar la casa de un tío, y al entrar al cuarto de mi prima estas personas se encontraron con una figura de una vírgen y la pusieron bocabajo como para evitar sentir culpa al pensar que los estaba viendo. ¿Qué quiero decir con esto? Me parece que a pesar de que las personas prácticantes de la religión conocen sobre los mandamientos, lo que si y no se debe hacer, la situación del país los ha orillado a cometer acciones que no son correctas.
No justifico las malas decisiones de estas personas, pero considero diferente realizar estos delitos por necesidad, a matar miles de personas en nombre de una religión.

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