miércoles, 6 de abril de 2016

Amarillismo Religioso

Las encuestas reflejan que el grupo humano más perseguido y difamado hoy en el mundo es el cristianismo, y en su seno, un odio direccionado hacia la fe católica. Liberales agnósticos; algunos sectores hebreos, dueños de grandes emporios de la comunicación, buscando revanchismos por la defensa que en su momento Juan Pablo II asumiera en favor de los palestinos; logias y sectas masónicas desprestigiando el papado, desvirtuado, en algunos momentos de la historia; y en las últimas décadas un sector del islamismo radical, que quiere señalar la fe cristiana como el ala ideológica de occidente y de su sistema capitalista, obstáculo mediático en sus propósitos de expansión proselitista y totalitarista.
¿Qué actitud se debe asumir frente a quienes no comparten nuestras creencias? ¿Qué reacción arrogarse frente a quienes nos atacan indiscriminadamente, ofendiendo lo más sagrado de nuestras convicciones religiosas? Cómo debe ser nuestra respuesta: ¿violenta? ¿Como la de aquellos fundamentalistas, por las ofensas al profeta Mahoma, un hecho sin precedentes contra la libertad de expresión?; pero al mismo tiempo un cuestionamiento, si ¿hablar de libertad de expresión supone tolerancia ilimitada, inmune a cualquier restricción, por parte del tercer poder? ¿Restricción sin límites donde todo vale, incluso faltar al respeto y ofender con obsesión a quienes opinan, o tienen otras opciones doctrinales? ¿Qué hacer cuando no hay transparencia y veracidad en la información, ofrecida a unos usuarios y consumidores poco críticos, con unos contenidos falseados, con sesgos, donde se resalta el morbo, se incentiva la violencia y se banaliza la vida social? ¿Cómo ejercer la libertad sin minar el fuero interno del otro, y sus creencias más profundas? ¿Cómo se debe reaccionar? ¿Con el ojo por ojo y diente por diente? ¿Con simples comunicados de prensa donde todos se rasgan las vestiduras, pero a nadie se confronta? ¿Qué hacer en un contexto como el que vivimos hoy, frente a algunos medios de comunicación amarillistas y sensacionalistas?
Algunos piensan que la verdad se defiende sola, otros que debemos confrontarnos para dar razón de lo que creemos aun con nuestra propia vida. Toda crítica falsa o real, debe llevarnos a una reflexión, al interior de nuestra institución. Nunca olvidar que el mal existe y no es un problema, es El problema y no somos ajenos a él. La mejor defensa, vivir fielmente y que nuestras palabras sean coherentes con nuestra vida. Si nos hemos equivocado reconocerlo y resarcir nuestras faltas. Los ataques siempre han existido desde que los gusanos se le metieron a la carne y aunque en muchos momentos sean tendenciosos, maledicentes e injuriosos, lo que realmente importa es el gran libro del activo y del pasivo que será abierto y develado cuando sea el momento del balance final.



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