De acuerdo a como se me explicó, la hostia no tiene valor alguno sino hasta el momento de su consagración. En el catolicismo esto es un proceso ritual, guiado por un padre o autoridad espiritual, con el que la hostia se transforma en el cuerpo de Cristo. A partir de dicho momento, la hostia ha de ser cuidada con el respeto del cuerpo del mesías; especialmente debe ser protegida de su uso en cultos satánicos o de brujería.
Lo que a mí me llama la atención es cómo ciertas creecias pueden ser asumidas y evolucionar en formas, por decir, hostiles. En este caso, la persona que profana la hostia consagrada, comienza valorandola como cuerpo de Cristo. En seguida, ha de pasar por un proceso anti-cristiano, de hostilidad hacia aquello que debería ser amado. Revisando este punto de vista, la creencia es doble: primero ha de creer y, en seguida, ha de basar sus creencias para agregar otras creencias.
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