Los cristianos también tenemos nuestro propio periodo de “ayuno”, que es la cuaresma, durante la cual no se puede consumir carne, aunque en ese sentido el cristianismo es mucho más permisivo, pues no prohíbe nada el resto del año.
Los ayunos existen en todas las religiones, y tiene su sentido. Para la mayoría de los religiosos es una forma de purificar el cuerpo, y efectivamente lo es. Al eliminar simplemente la carne y sus derivados eliminamos muchos tóxicos del cuerpo, de manera que con un tiempo el organismo realiza su limpieza y eso lo ayuda a sanar.
También tiene su sentido las restricciones con la carne, pues a lo largo de los siglos han sido varios los periodos de hambruna, y si pensamos en el cerdo, por ejemplo, es un animal caro desde el punto de vista de la ganadería, por lo que no es de extrañar que se prohíba, religión aparte, cuando los medios escasean.
Con todo esto lo que quería deciros es que somos tradición, y aunque no lo sepamos, cuando consumimos determinados alimentos lo hacemos porque se viene haciendo así desde hace muchísimo tiempo, y porque un día fue importante para alguien seguir determinadas reglas. Somos evolución, y de vez en cuando está bien echar la vista atrás y preguntarnos por qué son las cosas ahora como son.
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