martes, 15 de julio de 2014

INTOLERANCIA


Más de alguna vez hemos  tenido roces con otras personas por diferenciarnos en lo que creemos o actuamos, algunos no contienen el hervor y explotan, otros prefieren dejar el tema en paz, así de simple.
Qué pasa cuando ese choque es contra la ideología política de tu país y, sin esperarlo, los poderes del Estado determinan que tus acciones cotidiana resultan ilícitas ante las leyes de preceptos religiosos.

En el siguiente artículo se expone una situación similar: Donde una mujer joven lleva la vida a su manera y es delatada por un familiar  por  contraer matrimonio con un cristiano, religión a la que pertenece, sus acciones según las autoridades del lugar amerita 100 latigazos y condena a muerte.

En lo personal me inquieta la intolerancia generada por la religión, que funciona como  una venda sobre los ojos que rompe las posibilidad de un diálogo objetivo, como aquel que se encabrona en la discusión y hace uso de su poder para plantarse y ser inamovible.

La religión lleva a tal nivel de intolerancia a las personas, incluso sobre personas cercanas como lo son los familiares.

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