De Botton hace un recorrido sobre distintos campos de la vida cotidiana como la educación, la cultura y e arte, y contrasta sus perspectivas desde las religiones y el mundo externo. Plantea la necesidad que tienen las personas de recibir guía, consuelo y moralidad, no necesariamente proveniente de instituciones religiosas, pero debería ser tomado en cuenta por instituciones seculares.
Hay formas de vivir el ateísmo adoptando las cosas que se encuentren positivas en el mundo religioso, especialmente las prácticas y rituales comunitarios que sean compatibles o afines a los gustos individuales.
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