Alberto Rojo (con doctorado en física y autor de
divulgación científica) comenta en su libro “el azar en la vida cotidiana” el
siguiente experimento:
“Tira de coincidencias.
El experimento funciona bien con muchas
personas; por ejemplo, consideremos un aula con muchos estudiantes. Dividimos a
los alumnos en dos grupos y los distribuimos en dos aulas separadas. Mientras
tanto, el evaluador del experimento permanece fuera de las aulas. Ahora les
pedimos a los miembros del primer grupo que, en orden, vayan lanzando monedas,
de a una por vez, hasta completar 100, y anotando cada resultado hasta completar
una tira: si sale cara pone un 1 y si sale cruz, pone un 0. Mientras tanto, el
otro grupo hará lo mismo, pero, en lugar de lanzar monedas verdaderas, cada
estudiante irá anotando lo que cree que saldría si tirara una moneda. (Si los
grupos son reducidos habrá que realizar varias vueltas hasta completar 100.) Un
punto importante del experimento es que cada participante, cuando le toque el
turno, debe ver los resultados que van saliendo. Al concluir el experimento, mirando
cada una de las dos tiras, el evaluador tiene que decidir cuál es cuál.
(Rojo pone una muestra de los resultados que
le salieron en la FIL 2010 de Buenos Aires, si quieren consultarlo más a
detalle: Rojo, A. (2014). El Azar en la
Vida Cotidiana. Buenos Aires: Siglo XXI.)
¿Cuál de las dos tiras corresponde a los
resultados reales y cuál a los imaginados?
Si bien a primera vista los dos parecen
bastante azarosos, existen varias diferencias. Por ejemplo, A es un poco más
uniforme que B. Otra diferencia cuantitativa es que B presenta una secuencia de
8 cruces y otra de 7 caras, en tanto que en A no hay una secuencia tan larga de
caras o cruces seguidas. La más extensa es una de 5 caras. Esto es una clara
indicación de que B es el resultado verdadero y A el imaginado.
Esto quizás les parezca extraño ya que, si uno
lanza 7 veces una moneda, existe una probabilidad muy baja (menos del 1%) de
que las 7 veces caiga cara. Sin embargo, en una secuencia de 100 monedas, como
la del experimento, hay un 33% de probabilidades de que en algún punto de la secuencia haya 7 caras consecutivas (y un 53%
de que haya 6). De modo que hay una probabilidad mayor al 50% de que salgan 7
tiros consecutivos iguales, ya que puede haber 7 caras seguidas o 7 cruces
seguidas. En otras palabras, en cien tiros es más probable que ocurra una racha
de 7, que no ocurra.” Concluye el autor.
Y comenta toda una larga explicación de
experimentos, probabilidades, estadísticas, etc. Que demuestran como las coincidencias
están más presentes de lo que creemos en nuestra vida diaria, no obstante, como
tendemos a creer que ocurre lo contrario (como se muestra en el experimento)
nos hacemos historias y las tejemos bajo nuestro sistema de creencias a pesar
de que sean falsas.
Este punto permite explicar de manera muy
clara y específica, como muchos eventos que consideramos “increíbles que hayan
pasado” los consideramos como obra divina, actos de gratificación por no cometer
pecados, etc. Ya que no les podemos dar una explicación lógica según nuestra
manera de percibir el mundo, pero si fuéramos un poco más objetivos y menos
flojos, nos daríamos cuenta de que en el mundo tan diverso en el que vivimos,
es demasiado común que se produzcan coincidencias “in-creíbles”.
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