Nuestros padres nos inculcan la religión desde pequeños. Es importante preguntarnos sobre el origen de nuestra convicción a Dios. La mayoría de las personas que creen en una religión proviene de nuestra herencia cultural. Considero que el inculcar la religión a un niño es injusto, puesto a que la persona pierde la libertad de decidir sobre sus inclinaciones ideologicas o espirituales. La religión tiene un impacto positivo sobre las personas. Sin embargo, debemos cuestionarnos si el inculcar la religión a los niños tiene un impacto sobre su desarrollo.
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