martes, 12 de mayo de 2020

Shinto y Desarrollo Sustentable

El Shinto es la religión indígena de Japón a la que pertenece aproximadamente el 70 por ciento de la población total. El sintoísmo se basa en la creencia de que la naturaleza es la morada de las deidades y por lo tanto tiene propiedades sagradas. Se dice que los humanos y la naturaleza están interconectados en un estado de mutua dependencia y coexistencia, conocido como kyōsei o kyōzon. Según esta visión, los actores no humanos, como animales, plantas, montañas, ríos, entre otros, tienen un valor intrínseco, independientemente del valor económico o emocional que les atribuimos. El origen del término kami es desconocido y significa "lo que está por encima de los hombres" o "lo que es superior a la condición humana", a menudo traducido como "dios" o "espíritu divino". Los kami están presentes en todas las partes de la naturaleza a través de animismos, como el sol, la luna, las montañas, los mares, los ríos, etc. Incluso las estaciones y el clima en sí se consideran divinidades.

El Shinto es visto como una tradición con un gran potencial para resolver problemas ambientales, no solo en Japón sino en todo el mundo debido a su relación con la naturaleza, basada en el respeto, la armonía y la veneración. El "amor japonés a la naturaleza" desarrollado a través de las generaciones muestra la profunda conexión entre la naturaleza y el hombre. La cultura japonesa busca vivir en armonía con la naturaleza en lugar de conquistarla, en contraste con la idea occidental de dominar la naturaleza para su propio beneficio. Esta idea de los kami que residen en la convivencia y la prosperidad entre los humanos y la naturaleza, está comenzando a ser popular en el debate internacional debido a la creciente crisis ambiental.

En el discurso popular y académico, principalmente pero no solo en Japón, a menudo se ha sugerido que los japoneses tienen una forma única de relacionarse con la naturaleza, en oposición a la tendencia occidental de controlar y explotar la naturaleza. El discurso religioso-ambientalista contemporáneo se caracteriza por la polaridad entre occidente y oriente, en donde el Oeste está asociado con el monoteísmo, el antropocentrismo y el deseo de controlar y explotar la naturaleza, mientras que el Este está caracterizado por el holismo, el panteísmo y la conciencia de la interdependencia fundamental de todos los seres.

En el libro "La civilización del agua: de las civilizaciones de Yangtze a los avances jemeres en la investigación ambiental humana en Asia" (1995), la diferencia principal entre Oriente y Occidente está en el contraste entre la "civilización deforestada occidental" y la "civilización forestal japonesa". Para Yasuda, el animismo japonés surgió a través del paisaje de bosque monzónico de las islas japonesas, mientras que la tradición judeocristiana está relacionada con el clima seco e inhóspito del Medio Oriente. Las civilizaciones indígenas occidentales también se asociaron con el animismo y el totemismo, pero fueron oprimidas por la explotación, la aniquilación cultural y la asimilación de las fuerzas que vinieron con el colonialismo por los colonizadores occidentales. Los occidentales erradicaron las religiones y creencias de los nativos americanos, centrados en el conocimiento ecológico antiguo y la vida en armonía con la naturaleza, tal y como los dioses del animismo celta y alemán, que fueron eliminados con la invasión del cristianismo. La idea de la llamada "conquista de la naturaleza" proviene del helenismo, donde la tierra está hecha para ser el servidor del hombre, y los vientos y el mar deben obedecerle. Tanto el helenismo como el hebraísmo, los dos pilares de la "civilización occidental", condenan la naturaleza en sus modelos económicos. Por otro lado, el sintoísmo solo puede entenderse a través de una experiencia mística de lo divino, no intelectualmente. En Oriente nunca se ha apreciado la idea de usar a la naturaleza al servicio del hombre.

Es importante mencionar que el modelo económico, político y ambiental actual de Japón no se basa en el sintoísmo y no está exento de críticas y daños graves al medio ambiente, así como de las graves acusaciones de la comunidad internacional en varias ocasiones. Sin embargo, a pesar de que Japón ha enfrentado problemas ambientales en diferentes ocasiones, en las últimas dos décadas, el modelo japonés de desarrollo sostenible ha posicionado al país como un ejemplo ambiental en muchas áreas. Por lo tanto, el paradigma ecológico sintoísta se presenta como un antídoto para los problemas ambientales en todo el mundo, buscando volver a las viejas tradiciones de armonía y respeto por el medio ambiente.

Bibliografía:

Aike, P. R. (2013, agosto 25). Forests of the Gods: Shinto, Nature, and Sacred Space in Contemporary Japan. From: https://www.duo.uio.no/handle/10852/39760
Central Intelligence Agency. (2019, December 7). Field Listing:: Religions — The World Factbook - Central Intelligence Agency. From: https://www.cia.gov/library/publications/the-world-factbook/fields/401.html

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