Cuando por fin llegamos a la explanada, después de pasar puestos y puestos de comida y venta de veladoras, imágenes, rosarios y demás cosas con la Virgen, Jesús o Santos, nos encontramos con que los castillos para los fuegos artificiales del día de la Virgen ya estaban puestos y aparentemente listos para la fiesta. Caminamos hacia la Basílica y como ya casi era hora no alcanzamos lugar, misa de pie.
Al finalizar la misa fue un caos, la gente con tal de llegar a donde bendicen las imágenes hacía lo que fuera. Me sentí abrumada. Después llegó una procesión desde Sinaloa que hasta banda traía y tenian una ofrenda que tuvieron que abrir uno de los portones para que entrara. Para mi, todo esto fue impresionante.
No me considero católica aunque fui criada dentro del catolicismo, pero mi familia no es de misa todos los domingos y misa de gallo en navidad. No son costumbres que como familia se nos den, pero mi mamá si es más cumplida. Ver a toda esta gente conmovida en misa me causó un sentimiento bonito y aunque no me quise persignar (para la frustración de mi madre) si puedo decir que la experiencia es única y tanto amor, desesperación o lo que sea que los lleve a hacer un viaje complicado, digo, en la Ciudad de México todo transporte es complicado, es algo de admirar.
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