La política siempre ha estado unida a la religión de distintas formas, pero desde que se dio el pensamiento ilustrado y debido a grandes procesos históricos vino esta separación clara de atribuciones entre cada uno de estos poderes, el político y el religioso. En lo referente a México algunas zonas son bastante allegadas al culto religioso que poco a poco ha alcanzado las cúpulas políticas, llegando a tener un poder tan fuerte que son capaces de tomarse atribuciones como el emitir recomendaciones y tomar decisiones que corresponden al estado y que no son de la incumbencia de los mandos religiosos. En el caso muy específico de Jalisco, uno de los estados del país con más influencia católica, se habla de la relación religión-política que gobierna al estado. El cardenal Sandoval Iñiguez ha tenido tanta influencia en la toma de decisiones que van desde cuestiones legislativas hasta cuestiones ejecutivas, ya sea para desechar ciertas reformas a las leyes (aborto) o para emitir recomendaciones en el uso del gasto público como lo fue el caso de la construcción del santuario de los mártires que al final de cuentas aunque se devolvió este recurso al gobierno, fue bastante cuestionado que se pudiera utilizar de esa forma ese dinero existiendo prioridades como es la infraestructura vial, educativa o de otra índole que fuese necesaria para la sociedad Jalicience. Esto nos habla de que muchos de los mandatarios de mayor nivel en México tienen estrecha relación con las elites religiosas y de acuerdo a su fe es como realizan ciertas acciones políticas desde el poder. Sin poner en tela de juicio al catolicismo, creo que la conocida frase de, al césar lo que es del césar y a dios lo que es de dios, es muy clara para delimitar atribuciones de cada uno de estos poderes. Por lo tanto, creo que el gobierno debe dedicarse a actuar en pro del desarrollo social, económico y educativo en Jalisco de una forma racional y objetiva teniendo como prioridad a la ciudadanía, mientras que la iglesia debe hacer su trabajo de fortalecer la paz y el bienestar social desde su propio y único ámbito, el religioso.
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